A veces tengo miedo de estar creyendo en el Dios que me gustaría que fuese y no en el Dios que es.

Tengo la sensación de que, o bien tendemos a dulcificarle y ponerle un disfraz de peluche mimosín, o bien nos vamos al lado contrario y le cambiamos “sus manos” de amor por otras de hierro. Hay quienes etiquetan estas perspectivas como liberales o conservadoras. (No me interesan mucho estas etiquetas pero no deja de parecerme curioso que algunos liberales aceptan a todos menos a los conservadores. Otros conservadores tienen críticas para todos menos para ellos. Inclusivistas excluyendo y exclusivistas excluyéndose. Esto, para otro día.)

Pero, ¿cómo sé quién es Dios? ¿Cómo sé cómo es y lo que quiere para mi vida? ¿Cómo entiendo a Dios? Ni siquiera cuando se hizo carne, quienes lo conocieron, supieron reconocer a Dios en aquel hombre. No cumplía sus expectativas. No representaba lo que les gustaba. Lo que pensaban. No era como lo esperaban…

Lo que hoy comprendemos de Dios (y del mundo o de cualquier cosa que nos rodea) no deja de ser en parte una construcción que depende nuestro tiempo, espacio y circunstancias particulares, y que hacemos a partir de varias fuentes disponibles, todas imperfectas: 1) su Palabra; 2) la Naturaleza; 3) la Conciencia; 4) las Personas que me rodean; 5) mi Relación con Él y sus frutos…

Permíteme hacer unas preguntas sobre la primera, que suele ser la fuente más explícita: ¿leo y acepto lo que mola o también aquello que me incomoda? Si lo que leo va en contra de la tendencia y pensamiento de turno, ¿cómo lo gestiono y a qué hago caso? ¿Aplico el contexto a lo incómodo y leo literal lo aceptado? ¿Paso página y me concentro sólo en Juan 3:16? ¿…?

Dios no es ni como tú ni como yo creemos que es. Sin embargo, y aunque no lleguemos a entenderlo plenamente, Él se hizo como tú y como yo para que creyésemos. Sabía que la íbamos a liar, que no lo íbamos a comprender, que… Pero aún así se esforzó (y se esfuerza) para que desde nuestra imperfecta comprensión podamos encontrarnos con Él. Creo que esto merece que nosotros también nos esforcemos en buscar al Dios que es y no al que nos gustaría que fuese.

Gozo y Paz.

#Efesios 1:17-18