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TEN-

CIA.

Hace unos días una famosísima presentadora de TV subía a su perfil de Instagram una foto semidesnuda promocionando su nuevo perfume. Por supuesto, numerosos medios de comunicación se hicieron eco de la nueva campanada de la periodista. Como estrategia de marketing es sumamente efectiva: no tienes que comprar espacios ni publicidad porque sabes que mostrar (otra vez) tu cuerpo acompañado de tu producto es todo lo que se necesita para “incendiar” las redes y conseguir “publicity” (esto es: publicidad gratuita, difusión en los medios no pagada).

Más allá de la acción publicitaria, la mercantilización del cuerpo como reclamo, los “que haga lo que quiera con su beautiful and feminism body”, sus “164.327 Me gusta” o la cantidad de comentarios entre devotos y soeces, lo que más me llamó la atención fue el final del mensaje con el que acompañaba la foto. Éste dejó en mi una sensación amarga, la cual se suma a las reflexiones que me suscitan algunos de los valores promocionados por los nuevos y masivos influencers sociales (y es que, además, todos van en la misma dirección).

# “Quiérete tú, y el resto ya vendrá…”, decía el final de su mensaje.

Lo cierto es que este llamado a “quererse a uno mismo” no es negativo en sí mismo, pero necesitamos ser críticos para saber leer que no sólo se nos vende un perfume sino una ideología centrada en el YO, que tiene como único sujeto de amor al YO, y que imprime en el público la marca del YO. Este YOYÓ de la vida (o “Yoísmo”, como le ha venido a llamar una marca de infusiones en su última campaña), no es igual que la propuesta del Evangelio, aquella que dice: “Ama a tu prójimo COMO A TI MISMO”. Claro que necesitamos amarnos a nosotros mismos, pero no en un ejercicio egoísta, endiosado y narcisista, sino teniendo como eje al otro, al prójimo, al que no es yo ni como yo.

## “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás será añadido…”, dijo Jesús en su primer mensaje a las multitudes que le seguían.

Si te das cuenta, el tema de los influencers, los seguidores y demás historias no han cambiado tanto. Sí, el contexto, el polvo de las calles, los medios… pero la esencia sigue siendo la misma. Sin embargo, debemos estar atentos al mensaje, tener la mente clara respecto al contenido, a la fuerza que posee y que finalmente nos conduce a vivir un tipo de vida u otra.

Cada vez tengo más claro que aquellos que deseemos abrazar y practicar el mensaje del Evangelio formaremos parte de un Movimiento de Resistencia. A contracorriente. Como un

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Gozo y Paz,

 

“Llegará el tiempo en que la gente no escuchará más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Rechazarán la verdad e irán tras los mitos. Pero tú debes mantener la mente clara en toda situación. No tengas miedo…” –Pablo, en su segunda carta al joven Timoteo 4:3-5