– ¡¡¡PAM!!!
– ¡Ah! ¡No! ¡Ayh! ¡Oh!
Así (más o menos…) ha sonado esta mañana el atropello de un peatón en Oxford Circus, en el acelerado centro de Londres. He salido del metro y el sonido de un golpe seco me ha obligado a mirar lo que ocurría: un hombre de unos 30 años ha salido disparado un par de metros por el impacto frontal contra uno de los clásicos y enormes autobuses londinenses de dos pisos. Se ha levantado y, aparentemente, se encontraba bien… ¡Menudo trompazo!
Cuando vamos demasiado rápido, ni siquiera somos capaces de ver enormes autobuses rojos que están frente a nosotros.
Para un poco. Presta atención. Sé consciente de dónde estás. Con quién. Porqué. Para qué. Observa más. Escucha más. Reflexiona más.
¿Hay algún autobús rojo en tu calle? ¿Algún “elefante viviendo en el salón”? ¿Algún problema evidente que no quieres ver? ¡Cuidado que viene el trompazo!
Respeta las señales. Cambia de ruta si es necesario. Reposa y escucha…
“Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les dijo: -Venid conmigo aparte vosotros solos, a un lugar tranquilo y descansad un poco.” -Marcos 6:31