No es algo que ocurra cada día, pero de repente vas a meter la llave en la cerradura de tu coche y ¡BAM!, te encuentras con que te han dejado un “presente”.

Querida ave: gracias, allí donde estés. Mira que tenías campo para descargar. Espacio donde soltar tu lastre. Superficie para evacuar… pero no, tenía que ser justo ahí. Pura destreza. Justo aquí…

Estuve tentado a interpretarlo como una señal “del cielo” del día que me esperaba. Sí. Nos quedan días por vivir que van a ser una auténtica cagada. Es inevitable, estamos rodeados. Te encontrarás con ese conocido que tendrá la puntería de soltarte esa frase que justo (no) necesitabas escuchar. O recibirás una ofensa inesperada (de esas sin querer queriendo). O un “regalo” que hubieses preferido no abrir. Sí. Días en los que te darán ganas de subir al tejado, desafiar las leyes de la lógica y de la gravedad y devolver el “presente” tal cual.

Pero además de sulfurarte, observar el cielo buscando al culpable y maldecir a toda ave, también puedes mirar a la cerradura, responder con risa al atino volador y, aunque no des crédito a la circunstancia, meter la llave y seguir tu camino. Sí. Nos quedan días por vivir en los que demostrar nuestra propia puntería, pero en el buen humor, la paciencia y el perdón.

#proverbios19:11

El buen juicio hace al hombre paciente;
su gloria es pasar por alto la ofensa.