Hay cosas que pasan. Hay otras que permanecen.
Ayer volvía de Entrepeñas hacia Sagunto, cuando a los 40 minutos de haber salido mi coche se averió. Nada grave a pesar del olor a chamusquina, de las luces que se encendieron y de ver por el retrovisor alguna pieza que se desprendía… Pude reducir la velocidad y detenerme sin peligro aunque la dirección asistida dejase de asistirme. Teléfono. Seguro. Espera. Grúa… En fin, cosas que pasan.
El viaje hasta casa fue interesante, incluyendo una conversación en algunos puntos surrealista con el gruista, la cual me hizo pensar en la diferencia entre “las cosas que pasan” y “las cosas que permanecen”.
Siento que a veces las confundimos, y a las cosas que pasan les damos el honor de permanecer, cuando lo que tenemos que hacer con ellas es dejar que pasen, se vayan, se marchen y decirles adiós.
¿Qué cosas, palabras, ideas, sentimientos, relaciones… debes dejar pasar?
¿Cuáles otras deben permanecer?
¿Estás atrapado en las cosas que pasan y no le estás dando a las cosas que deben permanecer la importancia que merecen?
Algunos, que somos un poco cabezones, nos quedamos estancados en “esas cosas que pasan” y no las dejamos ir. Nos aferramos a ellas y nos estancamos. Parece que nos gusta más quedarnos con las arenas movedizas que sobre la roca.
Cada uno sabe “sus cosas”, aunque de vez en cuando no nos vendría mal preguntarnos si tenemos que reordenarlas y dar la prioridad a todo aquello que verdaderamente construye, edifica y es de provecho.
Mientras tanto nos conviene reflexionar y poner en práctica las palabras de Aquel que aún hoy permanece, para ser como «aquel hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vinieron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.» –Jesús, en #Mateo 7:24-27
Hay cosas que debemos dejar pasar. Hay otras en las que debemos permanecer.
Gozo y Paz,