Me ha pasado dos veces en poco tiempo. Curioso, pero cierto.
Algunas personas (omito sus nombres para evitar su vergüenza, ¡ja!) me han pedido ayuda porque no conseguían abrir una puerta. Metían la llave, para un lado, para el otro, empujando, mirando, otra vez la llave para dentro… pero nada de nada.

He acudido a su llamada. He girado el pomo o bajado la manilla (he tenido los dos sistemas). Y la puerta se ha abierto.
Sí.
Sin meter ninguna llave ni hacer ningún truco de magia, lo primero que he hecho ha sido tratar de abrir la puerta (no fuese que estuviese abierta) y… se ha abierto.
Sí.
La puerta estaba abierta pero no habían intentado abrirla de la manera más sencilla. Somos así, a veces nos gusta complicarnos.

Dos lecciones:

1. 🤝
Dice el sabio Salomón que «Dios hizo al género humano perfecto, pero éste se ha buscado demasiadas complicaciones» [Eclesiastés 7:29]. En ocasiones nos enfrentamos a problemas aplicando remedios enrevesados cuando la solución más sencilla es en realidad la más efectiva. Quizás, por ejemplo, algunos problemas familiares y relacionales se resolverían, no con altas discusiones y arduos argumentos, sino con un abrazo.
No es menos verdad que a veces un abrazo sincero, un puro “lo siento”, un claro “estaba equivocado”, cuesta más que otras intrincadas soluciones; y habrá situaciones que requieran respuestas complejas, pero al menos intenta, de primeras, la opción más cercana y sencilla. Posiblemente, sólo así, abras la puerta…

2. ☝️
También nos empeñamos en transitar caminos, probar llaves y tocar puertas que sabemos que no son los correctos, ni los verdaderos, ni los que nos llevan al destino que estábamos buscando. Pero es que ¡nos gusta complicarnos! ¡Y marearnos! ¡Y dar vueltas por el desierto cargando con otros dioses que ni responden ni salvan!
Dice Jesús:
«Yo soy
la puerta;
el que entre por esta puerta, que
soy yo,
será salvo» [Juan 10:9].
Está claro. Está cercano. Está a tu lado.

Brother and Sister, esto no es una invitación a ser simple, pero sí a ser sencillo/a. No te compliques, acércate. La puerta ya ha sido abierta, sólo tienes que entrar.

Gozo y Paz.